Agricultura familiar, alto potencial para producir alimentos
Dado que más del 80 por ciento de la agricultura de América Latina es familiar y tiene un impacto importante en la producción de alimentos, en la generación de empleo y registra el mayor potencial de mejora productiva por cada peso invertido, debe contar con una visión integradora, que contemple capacitación, transferencia de tecnología, acceso a financiamiento y a los mercados.
La agricultura familiar (AF) tiene relevancia en los países del hemisferio, ya que aporta 40 por ciento del valor de la producción en Brasil; en Chile, 50 por ciento; en Colombia 40 por ciento; en Argentina, 20 por ciento y en México, 25 por ciento. Este porcentaje es superior al 70 por ciento promedio, en la región, si se considera la participación en número de productores en la actividad, expuso la representante de la FAO en México Nuria Urquía Fernández.
La participación de la AF en el empleo sectorial es importante, dado que el caso de Brasil representan 77 por ciento, en Argentina 53 por ciento, en Chile 41 por ciento, por ejemplo.
El director general del IICA, Víctor Villalobos Arámbula, resaltó que más del 80 por ciento de la agricultura del hemisferio es familiar y es la actividad más importante para garantizar la seguridad alimentaria en los lugares más remotos. Por ejemplo, en Haití, con apoyo tecnológico de Argentina y financiamiento de Canadá, tenemos 19 mil mujeres haciendo AF para autoconsumo y es una experiencia muy importante.
Afirmó que la AF, el sistema de ejidos, “no es una carga, si nos organizamos bien”, por lo que consideró que en México la Reforma del campo, que está en proceso de diseño, debe tomar en cuenta que hay diferentes tipos de agricultura y hacer trajes a la medida, considerando este tipo de agricultura.
La representante de la FAO en México indicó que las superficies que cultivan los agricultores familiares son muy diferentes en cada país: los uruguayos tienen en promedio 77 hectáreas (has) por persona, los argentinos 142 has, los brasileños 64 has, los chilenos 17 has y los mexicanos de entre 5 y 10 has.
Nuria Urquía abundó que los países que se reúnen en el Comité se Seguridad Alimentaria recomiendan brindar una atención específica y políticas diferenciadas a los productores familiares, por tipo de productor, por sistema producto, por región. Además hay que facilitar su tecnificación, a través de una transferencia de tecnología orientada a sus necesidades, y el acceso al mercado para cooperativas o cualquier otro tipo de organización comercial, en un marco de políticas y estrategias integradas, que conecte a los pequeños agricultores con los mercados.
La representante internacional, subrayó: hay que reconocer la importancia que pueden tener como proveedores de alimentos y facilitar su acceso al crédito, que es una gran limitante para los pequeños productores, porque los periodos del crédito son muy cortos y tienen que empezar a pagarlos cuando todavía no hay utilidades; además las tasas de interés son muy elevadas y en zonas rurales existen muy pocas instituciones de crédito.
También –agregó– hay que facilitar el acceso a los insumos para estos productores, que tienen muy pocos activos. En este sentido apuntó que la nueva Financiera Rural al parecer tiene ese nuevo enfoque, ya que se está hablando de políticas para el subsidio de las tasas para que puedan acceder más productores a tasas más competitivas, “porque ahora es muy difícil”.
Expresó que en México sí hay políticas de atención al pequeño productor, aunque quizá no están desarrolladas en un contexto nacional, sólo están en programas y no en una visión integradora. Reiteró que “se tiene que dar mayor prioridad a las políticas agropecuarias considerando que el potencial de mejora que tiene la agricultura familiar es mayor”.
Mediante políticas públicas sugirió disminuir riesgos, mitigar la excesiva volatilidad de precios; usar observatorios de precios y sistemas de reservas estratégicas, además de esquemas de seguros adaptados a la producción a pequeña escala.
Tras destacar que el IICA tiene 30 años en AF, Víctor Villalobos añadió que ésta tiene relevancia en el abasto de alimentos porque los mercados locales en zonas rurales son atendidos precisamente por agricultores familiares.
Al respecto, Nuria Urquía aseveró que se debe reconocer la importancia de los sistemas alimentarios locales para los pequeños agricultores, incluido su potencial de abastecimiento para los programas escolares e institucionales de alimentación
El representante del IICA reconoció que falta mucha organización, hay mucho trabajo que hacer con pequeños productores y mujeres, que son las que encabezan la AF, hacerles llegar conocimiento y tecnología apropiada a sus condiciones, para que en la misma superficie dupliquen su producción. “No es un problema de dinero, sino de organización y un buen sistema de extensión”.
Los representantes internacionales coincidieron en la necesidad de promover la inversión pública y estimular la inversión privada con vistas a desarrollar una economía rural no agrícola.
Destacaron que la AF tiene un rol sustantivo en la ocupación geopolítica del territorio, en la preservación de las tradiciones, del folclor y de la cultura local, así como de la conservación de los recursos naturales.