Legumbres pueden contribuir a seguridad alimentaria y nutrición: FAO

Por su alto valor nutricional y su tolerancia a climas adversos, las legumbres pueden contribuir a garantizar la seguridad alimentaria y nutricional en el mundo, afirmó el director de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva.
“La gente no sabe que no se come solamente commodities”. En cada país del mundo –agregó– hay un conjunto de productos locales, que son fundamentales para asegurar alimentación de la población más pobre, sobre todo por su inestimable valor nutritivo, además de su baja necesidad de agua y adaptabilidad a diferentes alturas sobre el nivel del mar.
En el lanzamiento de 2016 como Año Internacional de las Legumbres, en el marco de la 34 Conferencia Regional de la FAO, expresó que “podemos evitar que una sequía se convierta en hambruna, si impulsamos las principales legumbres locales”.
Por ejemplo, dijo, los frijoles son resistentes a la sequía y nos ayudan a mejorar los suelos, ya que fijan el nitrógeno y son un “tesoro genético” con el que se puede hacer frente al cambio climático.
Graziano recordó que el frijol data de hace más de cinco mil años y es originario de México Centroamérica y Perú.
La FAO –resaltó– lanzó el Año Internacional de las Legumbres, con la idea de promover productos que son desconocidos, pero que se deben retomar en América Latina y el Caribe. Como ejemplo está el Lupino, que contiene 45 por ciento de proteína o la soya, 22 por ciento.
En este foro invitó a los ministros presentes a identificar las legumbres más importantes de su país para recomendar su consumo y promoverlas.
El presidente de la 34 Conferencia Regional, José Calzada Rovirosa, resaltó la importancia de las legumbres para la alimentación y autoconsumo de los pueblos de América Latina y el Caribe.
Refirió que en México hay 70 variedades de frijol y se producen 1.5 millones toneladas, con lo cual este país es el cuarto productor de frijol del mundo, con lo que abastece 98.5 por ciento del consumo interno.
El también titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación de México (Sagarpa) destacó que la producción en tres cuartas partes es de temporal y la realizan pequeños productores, por lo que un reto es mejorar la distribución y el acceso a la población.
El ministro de Agricultura y Ganadería de Honduras, Jacobo Paz Bodden, manifestó que el frijol es un alimento básico que no puede faltar en el plato de los centroamericanos. Es cultivado por 40 mil pequeños productores hondureños, que tienen menos de una hectárea de tierra, por lo que se busca tener semilla fortificada y mejorar la productividad.
Señaló que en 2015 su país tuvo un excedente de frijol, que se exportó a El Salvador y a los Estados Unidos, donde hay cinco millones de centroamericanos que demandan los “granos nostálgicos”, un mercado creciente.
Patricia Juárez Arango, productora mexicana de frijol en los Valles Centrales del estado de Oaxaca, destacó que con este alimento contribuimos a la seguridad alimentaria, “porque producimos, consumos y vendemos”.
El frijol –aseguró– resiste la sequía, donde se siembra hay poca plaga, su cultivo está asociado con maíz y requiere mano de obra. Precisó que en su región se siembran ocho mil hectáreas al año, con rendimientos de una tonelada por hectárea.
“Las legumbres, no solamente tienen un importante rol en la lucha para erradicar el hambre hasta 2025, sino también para ayudar a los países a cumplir los desafíos vinculados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
Patricia Juárez recordó que en 1980 en México se consumía 18 kilos de frijol por persona, pero esto ha disminuido a diez kilos.
De acuerdo con la FAO, durante este Año Internacional de las Legumbres se busca celebrar los beneficios de las legumbres, reivindicar su papel en la alimentación y nutrición, su relevancia en el desarrollo rural y en la mitigación del cambio climático.