Grupos de México, Canadá y EU demandan que neo TLCAN privilegie necesidades humanas y no corporativas
Anticipando el anuncio de parte del Presidente-electo de Estados Unidos Donald Trump de renegociar o retirar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) -además de las reacciones del Primer Ministro de Canadá Justin Trudeau y el Presidente de México Enrique Peña Nieto- las amplias redes de la sociedad civil de México, Estados Unidos, Canadá y Quebec dejan claro a sus gobiernos que cualquier proceso de renegociación debe ser transparente y participativo y que el reemplazo del TLCAN que resulte debe mejorar las vidas y el bienestar de los pueblos y proteja el medio ambiente en los tres países.
Las redes de los tres países, que representan sindicatos, agricultores, consumidores, mujeres, pueblos indígenas, ambientalistas, pequeños empresarios y organizaciones de derechos humanos, han estado trabajando juntos desde el inicio de las negociaciones del TLCAN en 1991, y lo han criticado por mucho tiempo y pedido su reemplazo. Las redes rechazan los términos xenófobos y nacionalistas con los que Trump ha planteado renegociar o retirar el TLCAN.
Al contrario, reconocen al TLCAN como una expansión del poder corporativo a costa de los pueblos y del planeta y un fracaso para las y los trabajadores de México, Estados Unidos, Canadá y Quebec. (Las redes) están unidos en sus demandas por una renegociación que privilegie las necesidades humanas sobre la codicia corporativa en todo América del Norte y en contra de cualquier otro tratado comercial, que no cumpla con esta prueba esencial.
“Si bien el presidente electo Trump ha intentado enmarcar el debate sobre el comercio de Estados Unidos frente al resto del mundo, sabemos que se trata realmente de corporaciones multinacionales frente al resto de nosotros. Nuestra oposición a lo acuerdos comerciales como el TLCAN siempre ha estado arraigada en el respeto a los derechos de los trabajadores en todo el mundo, el compromiso con la justicia climática y la dedicación a un nuevo modelo de comercio que ponga las necesidades humanas por delante de las ganancias corporativas” dijo Arthur Stamoulis, director ejecutivo de Citizens Trade Campaign.
Víctor Suárez de la plataforma mexicana “México Mejor Sin TPP” comenta que “en México el gobierno enfrenta una crisis de credibilidad y legitimidad sin precedentes, está pasmado y ha sostenido tanto tiempo el dogma neoliberal, que no se da cuenta que hace tiempo ha fracasado, y no sabe qué hacer ante la iniciativa de Trump. La forma en que el próximo presidente de Estados Unidos enfrente este fracaso del modelo que representa el TLCAN no es la adecuada, es antimexicana, es inaceptable, y tampoco beneficiará en el mediano plazo al pueblo estadounidense.
“En México lucharemos por evitar que el débil gobierno que tenemos ceda ante las racistas y falsas soluciones que propone Trump. Rechazaremos aquellas propuestas que tendrían consecuencias negativas para el desarrollo sustentable y justo de México. Hemos ido elaborando propuestas alternativas que esperamos enriquecer y consensar con las organizaciones de Estados Unidos, Canadá y Quebec. El fracaso del modelo del TLCAN nos exige ahora plantearnos la necesidad de una salida del TLCAN que es social, democrática, sustentable y pacífica”.
Raúl Burbano de la red canadiense Fronteras Comunes comentó que, “cualquier acuerdo comercial debe ser compatible con los pactos de Derechos Humanos establecidos por las Naciones Unidas. Entre ellas figuran la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto de Derechos Civiles y Políticos. Los acuerdos deben tener en su base el establecimiento de comercio justo y las relaciones económicas basadas en la justicia social, la soberanía y el desarrollo sostenible. Necesitamos desarrollar nuevos modelos de cooperación e intercambio internacional basados en la justicia, la solidaridad y los más altos estándares ecológicos y bioculturales”.
Dijimos entonces, y sabemos ahora, que los beneficios del TLCAN fueron exagerados para vender el tratado al público. Las promesas hechas no se cumplieron; por el contrario, hemos visto un aumento de la desigualdad, el empobrecimiento de la gran mayoría de la población, la pérdida de empleo, la inseguridad laboral, la degradación ambiental, el deterioro de la cohesión social y el aumento de la violencia.
El TLCAN ha alterado el equilibrio de poder a favor de las empresas transnacionales y en contra de los pueblos de nuestros tres países a través de normas sobre comercio, propiedad intelectual e inversión, entre otras disposiciones. El capítulo 11 de solución de controversias inversionista – Estado ha dado a las corporaciones la capacidad de desafiar leyes democráticas [y agredir con demandas multimillonarias] en tribunales secretos con jurisdicción extraterritorial.
Las reglas corporativas del TLCAN no han logrado generar una prosperidad compartida para la sociedad, sino que han enriquecido aún más a las empresas transnacionales y aumentado la desigualdad. Especialmente en México, ha aumentado la economía informal, lo que ha generado más pobreza y forzado a millones de personas a buscar trabajo en el norte, donde se encuentran con discriminación.
Todas las negociaciones comerciales deben abrirse a la participación de la sociedad civil, lo que implica la publicación previa de los textos y la construcción de mecanismos de intercambio de información, participación social y deliberación. Cualquier negociación debe dar lugar a acuerdos que refuercen la capacidad de los gobiernos para proteger los derechos económicos, sociales, culturales, ambientales y laborales, incluyendo aquellos de los migrantes.”
Las redes, que cuentan con organizaciones de la sociedad civil en otros países, derrotaron el intento de expandir el modelo del TLCAN por medio de Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) a principios de los años 2000 y este año pasado por medio del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) mucho antes de los debates presidenciales. Están comprometidos a fortalecer sus movimientos conjuntos intersectoriales y nacionales, e intensificar la lucha en América del Norte contra este modelo comercial. Se comprometen a trabajar conjuntamente a través de las fronteras para definir que debe ser un reemplazo para el TLCAN que priorice a los pueblos y el planeta y se comprometen a oponerse a cualquier acuerdo corporativo.
Las redes ya comenzaron a enumerar los principios de que debe ser incluido y excluido de cualquier reemplazo o renegociación del, TLCAN y continuaran coordinándose a través de las fronteras para generar modelos alternativos de integración regional desde los intereses de nuestros pueblos.
Fuente: ANEC