Presenta FAO Atlas de las Mujeres Rurales de América Latina y el Caribe
Santiago de Chile.– En América Latina y el Caribe se observa un creciente protagonismo de las mujeres en el mantenimiento socioeconómico y cultural de sus comunidades, según una nueva publicación de la FAO.
El ATLAS de las Mujeres Rurales de América Latina y el Caribe, presenta una radiografía en profundidad del estado de los derechos de las mujeres rurales, su seguridad alimentaria y nutricional, desarrollo económico y sus retos y oportunidades.
La publicación destaca que las mujeres juegan un rol fundamental en la transmisión del conocimiento, incluyendo la memoria histórica de los pueblos y los saberes técnicos como el manejo agroecológico, la selección de semillas, la reproducción de plantas y los usos medicinales de las hierbas.
“Aunque hemos visto mejoras considerables relativas a los derechos de las mujeres rurales en los países de América Latina y el Caribe, todavía existen múltiples obstáculos que hay que superar para que las mujeres conquisten su plena autonomía”, explicó Claudia Brito, Oficial de Género de la FAO.
Según Brito, avanzar hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 – lograr la igualdad de género – requiere fomentar una participación plena y efectiva de las mujeres en la toma de decisiones económicas y políticas en sus países.
Además, es fundamental garantizar su acceso a los recursos económicos en condiciones de igualdad y valorar las labores no remuneradas que realizan, como la producción de alimentos para sus familias y el cuidado de los niños, ancianos y enfermos.
Labores que no se reconocen
Según el ATLAS, uno de los elementos comunes que caracterizan la vida de las mujeres rurales en la región es la sobrecarga de trabajo, debido a una división sexual del trabajo que deja en sus manos el cuidado de hijos, ancianos y enfermos.
La invisibilización del trabajo que realizan en el ámbito reproductivo, productivo y para el autoconsumo es otro factor clave, el cual se suma al bajo acceso que tienen a los medios de producción y la menor calidad para la producción de las tierras que controlan.
Otro factor destacado por el ATLAS son las dificultades que enfrentan para la participación política y su poca autonomía económica.
“No podemos olvidar la precariedad y temporalidad de los trabajos que realizan las mujeres rurales, así como su bajo nivel de cobertura en los sistemas de protección social, lo que genera inseguridad económica. Tampoco podemos olvidar los múltiples casos de violencia contra ellas, y como eso afecta su desarrollo de múltiples maneras,” explicó Brito.
Más pobres, más obesas y con peor seguridad alimentaria
Según el ATLAS, el ritmo de reducción de la pobreza ha sido menor para las mujeres de América Latina y el Caribe que para los hombres.
En 2014, por cada 100 hombres viviendo en hogares pobres en la región, había 118 mujeres en similar situación.
El panorama es aún peor si se consideran aspectos étnicos además del género: los ingresos de hombres no indígenas ni afrodescendientes son cuatro veces mayores que los de mujeres indígenas y dos veces mayores a los de las mujeres afrodescendientes.
Según la FAO, la prevalencia media de inseguridad alimentaria severa y moderada afecta al 30 por ciento de las mujeres de la región, y a sólo al 25 por ciento de los hombres.
La brecha de género es aún mayor en el caso de la obesidad: en más de 20 países la tasa de obesidad femenina es más de 10 puntos porcentuales mayor a la obesidad masculina.
Agenda para el avance de los derechos de las mujeres rurales
El ATLAS recomienda avanzar en políticas nacionales de lucha contra la pobreza femenina, consolidando las transferencias de ingresos e implementando acciones intersectoriales de apoyo a las mujeres víctimas de la violencia.
También destaca la necesidad de mejorar su acceso a la tierra y al agua mediante instrumentos como las Directrices Voluntarias para la Gobernanza Responsable de la Tierra, y mejorar la oferta de servicios financieros y apoyos a la producción con enfoque de género.
El ATLAS recomienda avanzar la implementación de la Estrategia de Género del Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) un documento que se ha convertido en una referencia para toda la región.
Por último, destaca la necesidad de aumentar la participación social de las mujeres en las políticas públicas y mejorar los indicadores de género en el monitoreo de las políticas públicas, para que los países puedan construir instrumentos a su medida siguiendo los acuerdos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
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Atlas Mujeres Rurales
Fuente: FAO