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Cada año se degradan cien millones de hectáreas de tierra en el mundo

Cada año se degradan cien millones de hectáreas de tierra, una superficie del tamaño de Egipto. Tenemos que detener la degradación de la tierra, pero también tenemos que restaurar 1,500 millones de hectáreas, señaló el secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación, Ibrahim Thiaw.

En entrevista con ONU noticias con motivo del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que se celebra anualmente el 17 de junio, mencionó que la desertificación está ocurriendo tanto a nivel local como mundial y las repercusiones son enormes en términos de seguridad y soberanía alimentaria.

También provoca migraciones forzosas. Si la gente ya no puede producir alimentos en su tierra, emigrará. Como hemos visto, por ejemplo, en el Sahel o en Haití, puede tener graves consecuencias para la seguridad mundial. Cuando la gente se pelea por el acceso a la tierra y al agua, se generan más conflictos, apuntó.

Se calcula que hasta el 50% del PIB mundial podría perderse de aquí a 2050 debido a los problemas de la agricultura y la producción de alimentos, a menos que abordemos la cuestión de la pérdida de tierras y la desertificación.

Para lograrlo se tienen que mejorar las técnicas de agricultura, reducir el impacto que estamos teniendo sobre la tierra en términos de extracción de minerales y otras industrias extractivas. También es importante que reduzcamos la presión en términos de actividades humanas en algunas partes del mundo para diversificar la economía y crear más oportunidades de generar ingresos, señaló Ibrahim Thiaw.

Restaurar las tierras degradadas no es una actividad cara de emprender, pero es absolutamente esencial para proporcionar más seguridad alimentaria y reducir los conflictos. Cada dólar invertido en la restauración de tierras puede generar hasta 30 dólares en beneficios económicos, por lo que la inversión en actividades de restauración es bastante rentable desde el punto de vista económico.

Ibrahim Thiaw, hizo incapié que la pérdida de tierras se está produciendo en todo el mundo y la degradación del suelo afecta tanto a las tierras áridas como a las menos áridas.

Pero en lo que respecta a las tierras áridas y la desertificación, se calcula que el 45% de la superficie terrestre está afectada por la desertificación. Quizá sea más llamativo decir que 3,200 millones de personas, es decir, un tercio de la población mundial, se ven afectadas por ella.

Esto no es sólo responsabilidad de las comunidades locales, sino también de los gobiernos y, de manera crucial, del sector privado, porque el mayor impulsor del uso de la tierra en el mundo es la gran agricultura, apuntó.

La degradación de tierras es un fenómeno global que afecta a todos los países, incluidos Estados Unidos, India, China o Pakistán.

Pero el impacto es mucho más grave en los países pequeños, y en las economías pequeñas que no tienen reservas, ni sistemas de seguros para proteger a su población. Y el nivel de vulnerabilidad es mucho mayor en las comunidades cuyos ingresos se basan únicamente en la renta que pueden generar de la tierra.

Las intervenciones a pequeña escala a nivel local son muy importantes, pero parece que se va a necesitar un gran impulso por parte de los gobiernos y del sector privado para marcar la diferencia.

Sí, no debemos descartar todos los esfuerzos que realizan las comunidades locales día tras día, pero necesitan mucho más apoyo de los gobiernos. También necesitan que se reduzcan las subvenciones a la industria agrícola, que está destruyendo el medio ambiente. El dinero público que, en algunos casos, está destruyendo el medio ambiente debería utilizarse para reconstruir las economías.

Por tanto, no se trata necesariamente de inyectar más dinero, sino de gastar mejor el que tenemos, aseguró.

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