Gobierno de la 4T debe promover innovaciones sustentables en programa de fertilizantes
Con un presupuesto de 18 mil millones de pesos, el gobierno federal relanzó el Programa de Fertilizantes para el Bienestar, que aún no ha sido evaluado durante sus años de operación, por lo que se desconoce su impacto productivo, económico y ambiental, expuso el experto en desarrollo rural, Marcel Morales Ibarra.
El agronónomo manifestó que ojalá la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, establezca políticas públicas que promuevan innovaciones productivas y sustentables disponibles hoy en día para incrementar la producción alimentaria, sin impactar en forma negativa el medio ambiente y que permiten, además, la regeneración de suelos y un uso más eficiente del agua, sobre todo frente al reto del cambio climático.
Destacó que diversos sectores productivos han planteado la necesidad de que el Programa de Fertilizantes considere un componente agroeocológico con el empleo de bioinsumos y empezar a dar un giro o hacer un mejor uso de los fertilizantes químicos.
En su análisis, el especialista recordó que el pasado 18 de enero, en el estado de Guerrero, nuevamente se anunció el programa de regalo de fertilizante químico a productores agrícolas. “Decimos añejo por que éste no se inició con los gobiernos de la Cuarta Transformación (4T), como se dice; su origen se remonta a 1993 en la entidad guerrerense, cuando gobernó el controvertido Rubén Figueroa. El programa se mantuvo con los tres gobernadores posteriores, hasta que, debido al cúmulo de corrupción y desaseo no se pudo mantener”.
En el 2019 –añadió– el gobierno de la 4T retomó el programa de distribución gratuita de fertilizantes, iniciando en el estado de Guerrero, posteriormente se amplió a otras entidades. El anuncio de la puesta en marcha para 2025 se hizo con la novedad de que ahora el programa tendrá una cobertura nacional. En total se distribuirán un millón de toneladas de fertilizantes químicos a dos millones de productores, en 3.5 millones de hectáreas.
Sin embargo, planteó el doctor Marcel Morales,
en los casi 20 años que el programa ha operado, no se ha realizado ningún tipo de evaluación de resultados; no sabemos si se incrementó la producción, si mejoró el ingreso de los productores, si se deterioró la calidad de los suelos, etcétera”.
Refirió que según el Presupuesto de Egresos de la Federación, el programa de fertilizantes tiene un costo de 18 mil millones de pesos, lo que representa diez veces más recursos que el presupuesto destinado al fomento de la agricultura, ganadería y pesca, en su conjunto.
El también director de Biofábrica Siglo XXI aseveró que en la actualidad, el fertilizante químico es un insumo muy cuestionado, ya que es altamente costoso (compromete a más del 50% de la estructura de costos del cultivo); es altamente ineficiente, dado que la planta sólo llega a utilizar entre el 20 y 30% del fertilizante aplicado; también es el insumo más contaminante de suelo, agua y atmósfera.
En contraste, en el mundo y en México, gracias al desarrollo de la ciencia y la tecnología, hoy contamos con alternativas viables y deseables que permiten incrementar productividad y sostenibilidad, haciendo un uso más eficiente de los agroquímicos, lo que posibilita una importante disminución de su aplicación sin deterioro de la producción. “El caso de los fertilizantes biológicos, ampliamente difundido en el ámbito mundial, es un ejemplo de este tipo de alternativas más económicas, productivas y sustentables”.
Marcel Morales expresó que “nuestra presidenta, ampliamente reconocida por su trayectoria científica y ambientalista, seguramente conoce que su alma mater, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha sido precursora de estas alternativas a nivel mundial, pues, en 1980 la UNAM formó el Centro de Investigación de Fijación de Nitrógeno (CIFN). La fijación de nitrógeno hace referencia al proceso mediante el cual, ciertos microorganismos que viven en asociación o simbiosis con las plantas, atrapan el nitrógeno atmosférico y lo transforman en una forma asimilable por las plantas (amonio), proporcionándoles de esta forma el principal nutriente.
Además, detalló, estos microorganismos promueven la producción de fitohormonas que ayudan a un mayor desarrollo radicular, teniendo las plantas mayor área de abasto de nutrientes y de agua; por otro lado, permiten hacer disponibles nutrientes que se encuentran en el suelo, pero que por sí solos no lo están. Por último, estos fertilizantes biológicos ayudan a una mayor resistencia al embate de plagas y enfermedades.
Sin duda, remarcó, estos bioinsumos son un punto a considerar por parte de las políticas públicas que desean hacer un cambio a lo que se hizo durante los llamados gobiernos neoliberales.