Orgánicos y Exóticos

Importa México 50% de su consumo de jamaica

En México el consumo de jamaica es de mil 600 toneladas al año, de las cuales  50 por ciento corresponde a producción nacional y el resto se importa de países como China y Sudán, donde se utiliza agroquímicos y conservadores sintéticos, además una vez cosechada se humedece para darle mayor vida potscosecha y que alcance más peso.

La jamaica procedente de Sudán cuesta en el mercado nacional 50 pesos a mayoristas y se vende al consumidor final en 75 pesos el kilo; precio similar que se paga por la jamaica orgánica que se produce en México, que llega al comprador final a 200 pesos.

Esto es uno de los motivos por lo que se consume jamaica de baja calidad en México, afirma Eduardo Lombardi parte del Grupo Balsa para el Estudio y Manejo de Ecosistemas.

Paradójicamente la jamaica orgánica mexicana está considerada entre las mejores del mundo y llega hasta Alemania.

El cultivo de jamaica orgánica representa menos del 5 por ciento de la producción nacional, siendo Michoacán donde se produce calidad y Guerrero se distingue por producir mayor volumen, pero convencional.

Lombardi considera que en este rubro hay oportunidad de mercado, pero se requiere producir limpio y sano, además que el valor del producto vaya a manos del campesino, porque en el pasado se abandonó la producción de jamaica por la

falta de precio y los productores enfrentaron la alta incidencia de coyotes en la fase de comercialización.

Señala que el mercado internacional requiere producto pero hay que eliminar intermediarios, porque de lo contrario el precio se eleva mucho.

La michoacana

Desde hace cinco años, Lombardi encabeza un grupo de productores que trabajan en la región de Tierra Caliente Michoacán — en los municipios de la Huacana y de Churumuco–, donde producen flor de jamaica y ajonjolí orgánico, buscando siempre darle un valor agregado. Los agricultores se organizaron en seis cooperativas, que aglutinan a 400 campesinos.

A la producción de jamaica  destinan entre 500 y 600 hectáreas, donde se producen 12 toneladas secas de jamaica, unas 150 toneladas en fresco. La tierra se prepara en junio para sembrar en julio; en noviembre se cosechan las primeras variedades de jamaica como la morada, luego la reina y en diciembre, la roja criolla.

La producción se vende a empresas como Aires del Campo, que es el más importante de la región, pero además maquilan para Walmart, Soriana y Comercial Mexicana, donde colocan la mitad de su cosecha y el resto se vende a nivel regional y estatal.

El producto en fresco se comercializa en restaurantes gourmet y los que están vinculados al concepto de Slow Food –movimiento internacional que busca rescatar comida tradicional. La jamaica deshidratada se vende en cafeterías orgánicas de Chiapas, tianguis locales y diversos clientes de ecotiendas de Guadalajara y Monterrey.

Lombardi asegura que el cliente empieza a tener una conciencia ambiental y sobre el concepto de lo orgánico, del no uso de agroquímicos, que los productos que consume sean amigables con el medio ambiente y beneficie a los productores.

Por ejemplo, resalta, el no uso de agroquímicos significa cuadriplicar o quintuplicar el trabajo sobre la parcela. La producción de jamaica orgánica aumenta el precio, debido a la cantidad de mano de obra invertida; no es como la de Sudán que emplea máquinas para su recolección y llega molida a los mercados. En producción orgánica se atacan plagas o enfermedades con productos específicos y esto agrega precio.

Nuestros consumidores o coproductores –añade– tienen conciencia de ello, por ello saben que es más caro que la producción convencional, pero están dispuestos a pagar por ello.

En 2004, los productores michoacanos comenzaron su empresa y tardaron año y medio en llegar a ser orgánicos, luego de un proceso de certificación con Bioagricert.

Por otra parte, comenta Lombardi, el empaque y embalaje inciden de manera importante en el costo de producción al igual que la logística incorporada, lo que encarece el producto. Por ello, reconoce que sin el apoyo de Sedesol, Nafin, Sagarpa o del gobierno estatal, “sería difícil e ilusorio comercializar en condiciones adecuadas el producto”.

La cantidad de recursos disponibles –resalta– para los productores es enorme y llega al productor si se logra resolver la burocracia en papeles, pues es muy fuerte, pero sí es posible.

Por último, asevera que la jamaica tiene antioxidantes benéficos para la salud, arrastra el colesterol malo de la sangre, hay reportes científicos a nivel internacional que dicen que son suavemente laxantes, ayudan a bajar de peso si se toma a diario.

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