Lucha contra el hambre requiere abolir barreras comerciales
“La lucha contra el hambre exige con urgencia una financiación generosa, la abolición de las barreras comerciales y, sobre todo, una mayor resiliencia frente al cambio climático, las crisis económicas y la guerra”, señaló el Papa Francisco en un mensaje especial leído en el marco de la ceremonia oficial del Día Mundial de la Alimentación celebrada en Roma.
Los participantes pidieron hoy mayor voluntad política y más apoyo financiero para acabar con el hambre y la malnutrición en todas sus formas, instando a la comunidad internacional a redoblar sus esfuerzos hasta lograr que todas las personas tengan alimentos suficientes y de calidad.
El tema de este año, “Nuestras acciones son nuestro futuro: un mundo con Hambre Cero para 2030 es posible”, subraya la necesidad urgente de intensificar los esfuerzos colectivos para alcanzar la meta del Hambre Cero. El Día Mundial de la Alimentación (DMA) se celebra en más de 150 países en el mundo.
El Pontífice instó a un enfoque del Hambre Cero que sea más proactivo y sostenido a lo largo del tiempo, y a medidas concretas para aumentar los fondos para fomentar la paz y el desarrollo de los pueblos y a impedir las armas y su comercio.
Lamentó que la solidaridad internacional pareciera “enfriarse”, y denunció la falta de voluntad política y el entusiasmo esenciales de los líderes políticos responsables, a los que calificó de “a menudo absorbidos por preocupaciones electorales o enfocados en planteamientos parciales, transitorios o limitados”.
“Nuestras acciones son nuestro futuro”
El DMA se celebra este año coincidiendo con conflictos, fenómenos meteorológicos extremos asociados al cambio climático, desaceleración económica y un rápido aumento de los niveles de sobrepeso y obesidad, que están revirtiendo el progreso realizado en la lucha contra el hambre y la malnutrición.
El Director General de la FAO, José Graziano da Silva advirtió que “estamos presenciando la globalización de la obesidad”, por lo que señaló que necesitamos poner en práctica sistemas alimentarios que proporcionen alimentos saludables y nutritivos accesibles y asequibles para todos.
El Hambre Cero no solo consiste en alimentar a las personas, sino también de proporcionarles los nutrientes que necesitan para llevar vidas saludables y productivas, aseguró.
“Si no encontramos formas concretas para detenerla, el número de personas obesas será pronto tan elevado como el número de personas subalimentadas en el mundo”, anunció, instando a mejorar al mismo tiempo la producción y el consumo de alimentos saludables de forma sostenible.
Graziano da Silva puso como ejemplo a Brasil, Perú y China, países a los que elogió por haber reducido significativamente el hambre en un corto período de tiempo, evidencia de que lograr el Hambre Cero es posible si existe voluntad política y apoyo financiero.
Por su parte, el Secretario General de la ONU, António Guterres, en un mesaje por video denunció las muertes de la mitad de los bebés del mundo debido al hambre, que calificó de “intolerable”, y pidió a cada uno “hacer su papel para avanzar hacia sistemas alimentarios sostenibles”.
Otro de los participantes en el evento fue el Embajador de Buena Voluntad de la FAO para la Nutrición, el Rey Letsie III de Lesotho, quien dijo que “las dietas rurales también están cambiando gradualmente, desde los alimentos tradicionales, saludables y orgánicos a otros más comunes en las áreas urbanas. Se requiere un esfuerzo conjunto de toda la sociedad para superar este problema (la obesidad) de la misma manera como se hizo para combatir otros problemas públicos, como el VIH y la malaria”.
La Reina Letizia de España, a su vez Embajadora Especial de Buena Voluntad de la FAO para la Nutrición y uno de los oradores principales del DMA, dijo “que la educación integral para la salud sea parte de los programas escolares. Cerciorémonos de que los consumidores refuerzan su papel y realmente sepamos lo que están comprando y comiendo”.
El presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), Gilbert F. Houngbo, señaló por su parte: “para que la agricultura africana alcance su potencial, necesita inversión. No solo en mayor productividad y rentabilidad, sino también en infraestructura, investigación y en políticas que den como resultado cadenas de valor que incluyan a los pequeños campesinos, y en particular a las mujeres y los jóvenes. Necesitamos la voluntad política y los compromisos presupuestarios, y lo que es más importante, debemos transformar los desafíos en oportunidades para las mujeres y los jóvenes rurales”.
En su intervención David Beasley, Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), recordó que: “hay buenas noticias. Hemos hecho grandes progresos en el mundo en los últimos cien años. Pero hoy, sabemos que vamos en dirección equivocada. Con toda nuestra riqueza, toda nuestra experiencia, toda nuestra tecnología, es una vergüenza para nosotros que un niño pase hambre. Todos seremos responsables. Pero creo que si todos trabajamos juntos, con el compromiso de hombres y mujeres de todo el mundo, podemos alcanzar el Hambre Cero“.
El Hambre Cero no es solo alimentar a la gente
El hambre en el mundo ha aumentado por tercer año consecutivo, afectando ahora a 821 millones de personas, una de cada nueve.
Pero también han crecido otras formas de malnutrición. En 2017, unos 150 millones de niños menores de cinco años (el 22 por ciento) sufrieron retraso del crecimiento, una de cada tres mujeres en edad reproductiva padecía anemia, y cerca de 2 000 millones de personas tenían sobrepeso, incluidos 38 millones de niños menores de cinco años con sobrepeso y 672 millones de adultos obesos.
Si bien el hambre se limita sobre todo a áreas devastadas por conflictos, sequías y pobreza extrema, la obesidad está en todas partes y está aumentando en el mundo. Tiene además un enorme coste socioeconómico: es un factor de riesgo para enfermedades como derrames cerebrales, dolencias cardíacas, diabetes y algunos tipos de cáncer, y su impacto económico global es de aproximadamente 2 billones de dólares EEUU anuales (un 2,8 por ciento del PIB mundial).
La obesidad y la anemia están aumentando a medida que los actuales sistemas alimentarios globales han hecho más disponibles y accesibles los alimentos procesados e industrializados, con alto contenido de grasas, azúcar, sal y aditivos químicos.
Fuente: FAO