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Cereales y oleaginosas esenciales para la seguridad alimentaria

Los cereales, las oleaginosas y sus derivados son esenciales para la seguridad alimentaria global y lo seguirán siendo en las próximas décadas, debido al aporte central en la dieta de la población, sus contribuciones de energía y proteínas, sus beneficios para la salud humana, los aportes al desarrollo socioeconómico de las Américas y por la fortaleza del sector que los produce, que avanza hacia sistemas productivos cada vez más sostenibles.

Así lo plantearon especialistas convocados por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en un seminario de alto nivel que buscó difundir conocimientos actualizados, criterios técnicos y conceptos probados sobre el papel de los granos y las semillas oleaginosas en el sistema alimentario sostenible, además de explorar oportunidades y desafíos del sector para el futuro.

En el evento virtual participaron el viceministro adjunto de Agricultura y Agroalimentación de Canadá, Tom Rosser; el secretario de Agricultura Familiar y Cooperativas del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil, Fernando Schwanke; el director general del IICA, Manuel Otero, entre otros.

La iniciativa es parte de los esfuerzos en el proceso de diálogo y consultas que lleva a cabo el IICA en el camino hacia la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas, a través de los que busca asegurar una representación adecuada de las Américas, sus gobiernos, instituciones y agricultores en ese foro global.

“La producción de cereales significa matar el hambre mundial. Hoy día Brasil produce casi 300 millones de toneladas de cereales de manera sostenible y consideramos que nuestro continente tiene que demostrarle al mundo su importancia en la seguridad alimentaria mundial. Seguiremos haciendo crecer un sector sostenible para garantizar la seguridad alimentaria”, afirmó Schwanke.

América es responsable del 26% de todos los cereales que se producen en el mundo y del 35% de la producción mundial de cultivos oleaginosos. El 74% del total de cereales producidos en la región es maíz y un 15% trigo, mientras que el 79% del total de oleaginosas producidas es soja, el 6% palma aceitera y un 6% colza.

“El sector de granos y oleaginosas es muy fuerte; en Canadá representa el 45% de las exportaciones. El desarrollo de la región está siempre intrínsecamente ligado al desarrollo del sector y lo vemos como un fundamento para la recuperación después de la pandemia, para el crecimiento y progreso a largo plazo de nuestro país, así como fundamental para la seguridad alimentaria global”, agregó por su parte Rosser.

En el encuentro el director ejecutivo del Consejo de Exportación de Soja de Estados Unidos (USSEC por sus siglas en inglés), Jim Sutter, comentó que “solamente en el 2020 los países del hemisferio occidental produjeron 400 millones de toneladas de granos para los consumidores del mundo”.

“Se exportó esa cantidad que es el 60% de comercio mundial de cereales, estoy hablando de cereales como maíz, soja, arroz”, complementó.

Sobre los beneficios de los cereales y las semillas oleaginosas para la salud y la nutrición, se indicó que, por ejemplo, legumbres como lentejas, arvejas, garbanzos y habas son productos accesibles y claves en dietas sanas y balanceadas.

“Esos productos son parte de cualquier dieta sana porque disminuyen el colesterol, ofrecen mucha fibra, mejoran la salud digestiva, disminuyen el problema del aumento de azúcar después de producir glicemia postprandial y son importantes para administrar el apetito y el peso”, resaltó el CEO de la Asociación Canadiense de Cultivos Especiales, Gordon Bacon.

Más ciencia, tecnología y comercio sin barreras

En el diálogo los expertos coincidieron en que, si bien América Latina y el Caribe viene en un proceso gradual y continuo de transformación hacia sistemas sostenibles y amigables con el ambiente, el sector de los cereales y oleaginosas debe aprovechar más las oportunidades que ofrece la ciencia, la tecnología e innovación para producir más con menos, haciendo un uso eficiente de recursos naturales y así satisfacer la demanda para una población cada vez más creciente.

Citaron la biotecnología para obtener variedades de semillas más resistentes a herbicidas, plagas y enfermedades a través de la edición génica, la agricultura de precisión para un uso eficiente de insumos y recursos naturales como suelo y agua, así como el empleo de buenas prácticas agrícolas como siembra directa, rotación de cultivos, cultivos de cobertura y cero labranza, entre otras.

“Los avances en esta área, especialmente en el campo de la biotecnología, la ciencia de datos y las tecnologías de información y comunicación, así como las mejores prácticas agrícolas, permitirán alcanzar producciones sustancialmente mayores y más sostenibles para el futuro, algo que es esencial frente a los retos que hay que enfrentar en cuanto a la mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático”, valoró el director general del IICA, Manuel Otero.

Aunado a esto los especialistas hicieron hincapié en la relevancia para el sector de un comercio dinámico, transparente y basado en reglas emanadas del multilateralismo, para poder cumplir su rol como contribuyente fundamental a la seguridad alimentaria global.

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