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Consumidores pagan hasta 7 veces más por pescado “apócrifo”

En algunos restaurantes y pescaderías de Guadalajara, Mérida, Ensenada y Tijuana sustituyen especies de pescado por otras de menor precio y calidad, afectando los bolsillos de los consumidores y a los productores nacionales ya que generalmente se trata de producto importado, de acuerdo con el estudio GatoxLiebre segunda edición de la organización internacional Oceana.

El trabajo señala que mientras no exista en México una política de trazabilidad, podremos seguir siendo engañados.

De acuerdo con el reporte, un kilo de robalo o huachinango puede llegar a los 490 o 412 pesos, respectivamente, cuando en realidad estás comprando tilapia, cuyo precio de venta es de 68 pesos por kilo. Lo mismo pasa con la cabrilla cuyo costo por kilo es de 495 pesos, y se sustituye por basa, que tiene un precio de 80 pesos por kilo.

En la investigación dan cuenta que la sustitución más común ocurre con especies como el huachinango, que a menudo es suplantado por la basa, un pescado de mucho menor precio e importado de China y Vietnam.

Los resultados revelan que en las ciudades donde se tomaron la muestra los “maestros del disfraz” son el marlín (100% de sustitución), el huachinango (88% de sustitución), y la curvina (53% de sustitución).

“Los consumidores son los más perjudicados, ya que pagan un sobreprecio por pescados que no son los que ordenaron o pidieron. Con este estudio aportamos la evidencia de un problema público de grandes dimensiones y también nuestras propuestas para solucionarlo, con la participación de la industria pesquera y las autoridades del sector”, afirmó Renata Terrazas, directora ejecutiva de Oceana.

El engaño no solo afecta a los consumidores. Para los pescadores genera afectaciones económicas graves, debido a que se vende pescado importado, como la basa, como si fuera producto nacional. Para el sector es difícil competir en el mercado con productos importados baratos, ya que sus costos de producción son considerablemente menores, más aún si estos se venden como si fueran especies nacionales de mucho mayor valor.

Este engaño también afecta la salud de los mares y se contrapone con los esfuerzos de protección de especies amenazadas. Por ejemplo, el marlín y cabrilla que son pescados de alta demanda, encontramos que fueron sustituidos por tiburón mako, una especie amenazada de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Actualmente Oceana trabaja con la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) para construir una norma de trazabilidad que permita rastrear el pescado del barco al plato. Este proceso se encuentra en una etapa temprana, pero se encuentra dentro de las prioridades contenidos en el Programa Nacional de Pesca y Acuacultura 2020-2024.

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