FinanciamientoOrgánicos y Exóticos

Con café de especalidad productores de Veracruz obtienen mejor precio en México que en el exterior

Cafeticultores orgánicos veracruzanos, integrantes de Catuai Amarillo, lograron mejorar sus procesos de producción, beneficiado y comercialización e incursionar en el mercado orgánico y el comercio justo hasta lograr exportar 90% de su cosecha; no obstante hoy, ante la demanda creciente del consumo interno y el reconocimiento de la calidad de su café, 70% de su producto se vende en el mercado nacional, donde ya es mejor pagado que en el exterior.

Llegar a este grado de crecimiento no ha sido fácil para esta organización que ha tenido que enfrentarse, como todos los cafeticultores, a épocas de bajos precios del café, la desaparición de instituciones de apoyo al campo en México, falta de financiamiento, a la inexperiencia organizativa y la plaga de la roya, que devastó su producción a partir de 2012.

Pese a todo, a la fecha se observa una recuperación, con el manejo de sus cafetales con prácticas agroecológicas hay una mejora en productividad, por lo que en una o dos cosechas alcanzarán rendimientos de cuatro a cinco toneladas por hectárea de café cereza, cuando el promedio nacional es de 2.5 toneladas por hectárea (unos 10 quintales), asegura Esteban Escamilla Prado, socio fundador de la Sociedad de Solidaridad Social Catuai Amarillo –nombre de la variedad de café brasileña del mismo nombre, que significa en vocablo guaraní muy bueno–.

Los 16 socios del organismo cultivan más de 70 hectáreas, donde cosechan alrededor de 500 quintales de café pergamino orgánico certificado. Sus predios van de una hasta siete hectáreas. Con su trabajo, la sociedad ha logrado  acopiar su producción, beneficiarla y comercializar café oro o verde.

En lo que representa su segunda etapa de desarrollo (2000-2010), Catuai Amarillo –ubicada en Chocamán, Veracruz y constituida en 1990– ha incursionado en la producción de cafes especiales y mediante la INCAFESAM ha logrado la exportación de cafés diferenciados (orgánico y comercio justo) a Francia, a través de la Empresa Cafés Malongo; en los años 2019 y 2020 exportó hacia los Estados Unidos. Además del reconocimiento de cafés certificados cómo orgánico y comercio justo, recibe un pago adicional por la calidad, que ha estado arriba de los 85 puntos, según los criterios de la Asociación de Cafés Especiales.

Esteban Escamilla señala que, en su tercer etapa de desarrollo, la asociación está en proceso de reducir la exportación y al mismo tiempo incursionar a mercados de especialidad en el exterior y a nivel local. Hoy en el mercado nacional colocan 70% y 30% es para exportación, cuando antes la relación era 10% contra 90% que se iba al exterior.

La valoración del café de calidad ha generado un sobreprecio, de tal manera que el café cereza exportado se vende en 18.5 por kilo y el mercado nacional paga 21.50 pesos, una diferencia de 3.00 pesos que van al bolsillo del productor, explica el también presidente del Consejo Directivo de CERTIMEX.

Hemos ido invirtiendo relación de exportación y consumos nacional, Hay compradores que les gusta el café y se lo llevan en pergamino. Incluso, están pagando mejores precios que en el caso de la exportación; es algo sorprendente. En el mercado nacional hay mucha atención a los cafés especiales”.

De manera adicional, entre 10 y 15% de café lo vendemos ya como tostado y molido, en mercado local regional y ciudades como Guadalajara y Monterrey”, puntualiza.

Hay consumidores –afirma Escamilla Prado– están demandando cafés de mayor calidad, hay un potencial en enorme en el mercado nacional; lamentablemente lo que más se consume son cafés solubles y cafés de calidades inferiores. Si se hiciera una buena campaña con consumidores para valorar la calidad de los cafés de México crecería aún más el consumo.
 
La gestación

Alcanzar este grado de desarrollo ha requerido afrontar diversos obstáculos. En 1989 la suspensión de las cláusulas del Convenio Internacional del Café de la Organización Internacional del Café (OIC) ocasionó la caída de los precios; desaparece el Inmecafé que compraba casi la mitad de la cosecha y los productores se quedan desamparados, recapitula el fundador Catuai Amarillo, que nace con el objetivo de dar valor agregado al café, organizarse y buscar el financiamiento, a través del entonces Banrural.

Rememora que la primera etapa de la organización se desarrolla de 1990 al 2000, cuando entra a un proceso para dejar de vender cafe cereza y transformarlo a pergamino; empero la crisis de precios afectó al grado de que hubo años en que era más caro levantar la cosecha que dejarla caer. El cafe cereza valía un peso y el corte de café 90 centavos. Fue muy crítico, porque aunque con el esquema de Revolución Verde se obtenían altas producciones en campo, había precios muy bajos en el mercado. Ante ello, en 2000 la organización decide empezar la transición hacia café orgánico y en 2003 obtuvo el certificado orgánico con la agencia mexicana CERTIMEX.

Una experiencia –reflexiona– que tuvimos es que pensamos que ser orgánico solo era hacer unas labores en el cafetal, pero aprendimos que también se requiere hacer manejo a las plantaciones, control de hierbas, aplicar abonos, lombricomposta, caldos minerales o bioles.

En este periodo, la Catuaí Amarillo participó en la transferencia de la planta agroindustrial del Inmecafé, al sector social, por lo cual solicitaron un paquete de maquinaria (básculas, despulpadora y secadora) para beneficiar café. Después, los socios compraron equipo para beneficiado ecológico del café y secadoras. Se llegó a producir café pergamino seco; sin embargo, no fue suficiente este esfuerzo para mejorar los precios.

La incursión a lo orgánico y el comercio justo

En ese contexto se buscan esquemas innovadores para obtener mejores precios, por lo que entre 2000 y 2012 se entra a una segunda etapa, que se caracterizó por la diferenciación del producto mediante la certificación orgánica y el comercio justo, que fue fundamental para seguir avanzando y exportar café verde a Estados Unidos y Europa.

Es así que en el año 2000, los socios de Catuaí Amarillo decidieron buscar la certificación orgánica e iniciar la producción de café orgánico en 60 hectáreas, solicitando la inspección y certificación de CERTIMEX. A principios del año 2004 logró la certificación del Programa Orgánico Nacional (NOP) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), a través de la Agencia OCIA y también en este año se logró la certificación ecológica de CERTIMEX-NATURLAND-IMO para vender al mercado europeo.

La producción en los primeros años fue de 6 a 10 toneladas de café cereza por hectárea, con lo orgánico bajo a tres o cuatro toneladas. Eso desanimó a algunos socios, pero como productor orgánico los resultados se dan con el tiempo, tus suelos se van a ir regenerando, porque vienes de utilizar mucho químico, herbicidas, y hay un efecto en el suelo, explica Escamilla Prado.

Un hecho importante, recuerda, es la constitución de la Red Nacional de Organizaciones Cafetaleras Sustentables A.C. (REDCAFES), en 2002, que integró a organizaciones de Chiapas, Oaxaca, Puebla y Veracruz. A través de ésta se envió café a Francia y Austria. En el año 2005 Catuai Amarillo obtuvo el certificado de Comercio Justo FLO Internacional e inició la comercialización de café orgánico certificado a Europa y Estados Unidos.

En los años 2011 y 2012, la asociación Civil REDCAFES y la empresa comercializadora “Café y Desarrollo” enfrentaron problemas de transparencia y financieros, por lo que la organización decidió retirarse de estas iniciativas. A partir del año 2013, la sociedad forma parte de la Integradora de Cafés Especiales de las Altas Montañas (INCAFESAM)

La organización cuenta con un pequeño módulo de torrefacción para obtener café tostado y molido, con lo que inició la comercialización local y regional, a pequeña escala, con la marca “Catuai Azteca”.

Café de la niebla

Veracruz es el segundo estado con mayor producción de café en México, después de Chiapas. La región central veracruzana concentra más del 90 % de productores y superficie cafetalera, y tiene características agroecológicas adecuadas con buen potencial para producir café de alta calidad.

Catuai Amarillo produce café de la especie arábiga (Coffea arabica L.) y dado que los cafetales se ubican en altitudes de 1250 a 1400 msnm, se denomina café de altura. La zona donde se produce se caracteriza por ser bosque mesófilo de montaña o bosque de niebla.  Ello llevó a que el municipio de Chocamán está incluido en “la Ruta de la niebla”.

Para abonar a la sustentabilidad ambiental y tener fuentes económicas alternas, los cafeticultores de la organización implementan esquemas de diversificación, por lo que algunos socios intercalan sus cafetales con plátano, cuya hoja (“velillo”,) se corta y genera un ingreso en temporada de muertos hasta Navidad, ya que se destina para envolver alimentos, en particular los tamales. Algunos socios también intercalan árboles de nuez de macadamia en sus cafetales.

Los cafetales tienen sombra diversificada, con especies nativas como el vainillo, ixpepe, jonote, jinicuil, aguacate, chinene o nogal. Otros predios tienen nuez de macadamia, hierbas, quelites, hongos y frutas como aguacate, naranjas, limones, plátanos dominicos, roatanes, manzano, entre otros..

“Las aportaciones al medio ambiente son aspectos que a veces no se toman en cuenta, porque hay productores que se empeñan solo en la productividad y no dan otros beneficios.

Vemos el cafetal como un espacio de vida, ademas que las frutas y verduras sirven de alimentos, los árboles de refugio de fauna y hay una gran diversidad de insectos”, recalca Esteban Escamilla.

Los cafetales se abonan con lombricomposta, que es elaborada a partir de pulpa de café, estiércoles y cachaza, y hay especial cuidado en la conservación de suelos Las hierbas se controlan de dos a tres veces por año utilizando machete o desbrozadoras, no se aplica herbicida. De 2013 al 2020, la organización renovó casi 100% de sus cafetales

“La idea es poder producir y conservar. Entre los cafetales hay hasta 100 especies diferentes de diversos arboles, principalmente frutales y maderables. frutales. Los servicios ambientales son muy importantes, se han hecho algunos estudios en nuestros cafetales y estamos entre 40 y 70 toneladas por hectárea de captura o secuestro de carbono, hay un aporte con la producción de oxígeno, el cuidado y protección de suelos, la erosión, retener agua”, enfatiza Esteban Escamilla.

Por último, el experto subraya que el café mexicano se ha diferenciado e incursionado en mercados muy especializados que permiten precios superiores a los obtenidos por los cafés convencionales que se rigen por los precios de la bolsa de Nueva York.

Hoy, agrega, el mercado de café va a la baja, pero si tienes un certificado orgánico, éste te permite tener una base de precio y más si tiene cafés especial con un alto puntaje. “Hay que cuidar mucho la calidad, porque sino cuidamos desde le manejo, la cosecha, el beneficiado húmedo y seco, el almacenamiento, el tostado y molido, no podemos aspirar a mejores precios”, concluye.

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