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Crece la hambruna, pero se desperdician 570 millones de t de alimentos al año: FAO

Los hábitos domésticos son responsables de casi 570 millones de toneladas de alimentos desperdiciados cada año en todo el mundo, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Cada persona desperdicia una media de 74 kilos de alimento al año.

Los alimentos se pierden y desperdician a lo largo de toda la cadena de valor alimentaria: desde la producción, pasando por la manipulación, el transporte, el almacenamiento y la distribución, hasta llegar al consumo, advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La tendencia puede ir en aumento, dado que a medida que crece la población mundial, también lo hace la demanda de alimentos. Así, la producción agrícola ha aumentado en todo el mundo casi un 300% en los últimos 50 años.

Al mismo tiempo, según los últimos datos del informe de la FAO, El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2023, se calcula que una media de 735 millones de personas padece hambre o malnutrición en el mundo.

Educación y concienciación

La FAO señala que, a pesar de las campañas para concienciar y educar a la población sobre el problema y los esfuerzos para atajarlo, los volúmenes de alimentos desechados en los hogares siguen siendo elevados.

Para ello, la agencia diseñó una guía práctica para los consumidores, que proporciona consejos y recomendaciones fáciles de poner en práctica para evitar el desperdicio de alimentos. La guía sirve de ayuda a lo largo del proceso, que va desde la compra hasta el consumo.

“Las causas de este desperdicio de alimentos son múltiples, incluyendo factores individuales y de la sociedad. Por ello,

frenar el desperdicio de alimentos requiere medidas a diferentes niveles y la acción conjunta y coordinada de las empresas alimentarias y los responsables políticos”, aseguró el funcionario de Agroindustria de la FAO, Robert van Otterdijk.

Especificó que, “aunque mejorar las infraestructuras y los marcos políticos y normativos es fundamental, estas medidas sólo funcionarán si los consumidores se comprometen a cambiar sus pautas”.

Es decir, deben existir políticas informadas, prácticas sólidas de la industria alimentaria y estrategias de mercadeo, y acceso a opciones sostenibles para crear la oportunidad de que las personas tomen decisiones adecuadas relacionadas con la alimentación. Además, el cambio de modelo de consumo requiere motivar a la gente para que reconsidere sus hábitos cotidianos, así como conocimientos y habilidades para hacerlo.

Pequeñas acciones, grandes resultados

La FAO invitó a los consumidores a llevar un diario de desperdicio de alimentos durante una semana, que también se incluye en la guía. Éste ayudará a evaluar la cantidad de alimentos desperdiciados y las razones que hay detrás.

Después, las recomendaciones son tan sencillas como revisar el frigorífico y la despensa y hacer una lista antes de comprar para evitar decisiones impulsivas o adquirir más de los necesario. Cuando se aprovechan ofertas de productos perecederos rebajados, como frutas, verduras y ensaladas, es recomendable comprar menos alimentos frescos con más frecuencia es una forma fácil de evitar el desperdicio de comida en casa.

La confusión sobre las fechas de consumo preferente y caducidad es una de las principales causas de desperdicio de alimentos en los hogares. La guía también explica las diferentes fechas de caducidad de los alimentos. Los alimentos pueden seguir siendo aptos para el consumo después de la fecha de consumo preferente, mientras que la fecha de caducidad indica cuándo ya no es seguro consumirlos.

Guardar y utilizar más tarde los restos de comida es una forma eficaz de evitar el desperdicio de alimentos. Por ejemplo, añadir pan viejo a una ensalada o una sopa, transformar fruta demasiado madura en un postre o un batido, utilizar las sobras de pollo para hacer un sándwich requieren poco esfuerzo, pero marcan la diferencia a largo plazo.

La FAO insta a recordar que, con pequeñas acciones individuales, tenemos el potencial colectivo de lograr un gran impacto en la reducción del desperdicio de alimentos.

Fuente: FAO

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